29 de agosto de 2018

El patio de los alambres y de las naranjas que no están

Por Antonio Moreno Obando
(@monodias)

Poner en el patio de los naranjos de la Moneda alambres para colgar naranjas es una instalación. Es un acto deconstructivo. Es una pieza plástica en nombre de la pérdida, porque es el amarre subjetivo ante un objeto perdido; transplantar un fruto y dejarlo colgando con un tallo artificial en ese otro tallo donde falta su fruto es ominoso, es una naranja fantasma; nos muestra un objeto en el lugar donde no tiene que estar; por eso, si se le mira en el marco de una foto de prensa, produce un efecto indecible.

Lo más deconstructivo de este acto es que no tiene autor. El autor es un abstracto. La mano que puso ese alambre es solo un instrumento maquínico de una serie de relaciones aun mas complejas; son relaciones políticas, desubjetivadas, testimonio de la pura tecnología, sujeto que aparece en la abyección de lo digital, en la traducción interminable de los códigos comunicaciones, sin cuerpo, sin territorio, que por osmosis se trasladan de una estrategia comunicacional a la otra, con la eficacia del discurso invisible de capitalismo y su mano que oculta lo que no está.

Esta deconstrucción performa la disolución de la República, es un atentado al concepto patrimonial moderno, es el gesto avergonzado del conquistado frente a la visita del conquistador, es la crisis del modelo que controla la producción financiera, porque controla lo que comunica y genera valor agregado, pero deja ver los hilos de su montaje, de la ficción de su valor

Es que esta magnífica obra tiene efecto de corte. Esa angustia la hemos visto estos días en un presidente apedreado en Quintero, en la amenaza de muerte que representa el sueño de un semejante, en la interpelación de una pregunta que se toma la palabra del lado de un periodista y que deja sin palabras al ministro entrevistado, en la inscripción histórica la incapacidad para poder fijar el sueldo mínimo; todas estas instancias de corte, todos efectos flotantes como presentimientos llevados a Obra en el patio de los naranjos. 

¡Bravo!